Del escritorio del pastor— 19 de noviembre del 2023

Oscuridad y Luz,

Con la llegada del invierno y el horario de verano en pleno apogeo, nuestro mundo y nuestras lecturas de las Escrituras se unen. Las horas de oscuridad adicionales hacen que muchos de nosotros deseemos más luz. Este deseo de tener más luz es el deseo de todos los corazones que han visto las tinieblas del pecado en nuestro mundo.

Quizás lo más atractivo de nuestra fe católica es la luz que trae a nuestras vidas y a nuestro mundo. La luz fue la primero que Dios hizo en la creación y hoy nuestro evangelio nos recuerda que la oscuridad es la experiencia última de aquellos que no usan los dones que Dios les ha dado. Como dijo William Watkinson: “Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad.”

Podemos pensar en los 10 mandamientos o en el mandamiento más grande como los pasos hacia esa luz, cada uno de los cuales añade luz a nuestro mundo. ¿No sabemos todos que las mentiras, los robo, las maldiciones y los celos añaden más oscuridad a nuestras vidas, mientras que la verdad, la bondad, el respeto y el amor añaden luz? ¿no sabemos acaso que nadie nos ha amado tanto como lo hizo Jesús, quien dio hasta su vida?

A medida que las horas de sol son cada vez menos, ¿no podría ser esto una invitación para que agreguemos más luz al mundo, ya sea ayudando más a nuestros padres, perdonando y peleando menos, ayudando a otros que luchan contra la oscuridad de la enfermedad, la exclusión o el rechazo? El deseo de luz es prácticamente un tema universal en todas las religiones, lo que es diferente para nosotros como católicos es que tenemos acceso regular a la fuente de luz a través de la luz de la Palabra de Dios, la luz de los sacramentos (especialmente la reconciliación/ confesión), la luz de la oración, la luz del servicio, la luz de las relaciones y la luz de un amor sacrificial que vence toda oscuridad

Esta es la identidad de Dios para llevar luz a las tinieblas, esta es la misión de Jesús, y la nuestra también. No basta con buscar la luz de Dios, no basta con tener la luz de Dios, estamos llamados a compartir la luz de Dios. Si queremos tener luz, debemos regalar la luz, como el amor, cuantos más damos más tendremos. Eso es lo que sucede en cada Vigilia Pascual, cuando se enciende la única luz del cirio pascual y de pronto se extiende a todos los rincones de la iglesia y todos pueden ver a próxima semana es el final de nuestro año eclesiástico con la fiesta de Cristo Rey. Esta semana es el momento de prepararnos para esta celebración y tal vez no haya mejor manera de hacerlo que encendiendo una nueva luz en las cosas que hacemos y en las cosas que decimos, para dejar que Su luz brille a través de nosotros. Si la luz de Su amor por Su Sagrado Corazón brilla en nosotros, no hay oscuridad que pueda vencernos. 

            

 

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Padre Ray Smith, CMF
Párroco

Con un corazón para la misión,
Padre Ray Smith