Del escritorio del pastor— 10 de diciembre del 2023
Esta semana, además de celebrar la Segunda Semana de Adviento, nos preparamos para la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. A primera vista, puede parecer que no tienen nada en común, pero en realidad están muy ligados entre sí. Cabe señalar que la fe auténtica siempre está unida
El mensaje de hoy de “preparar el camino del Señor” de Isaías y Juan el Bautista fue vivido primero por María. Es precisamente en la imagen de la virgen de Guadalupe que vemos a María preparándose para la venida del Señor. Si se fijan bien en la imagen de María, verán que su cintura está atada con una cinta/cinturón negro. En la cultura azteca/indígena de la época, esto significaba que María era una mujer noble y estaba embarazada. María no estaba preparándose solo para dar a luz a cualquier niño, sino que se estaba preparando para el nacimiento de nuestro Señor.
No bastó que María se le apareciera a San Juan Diego, ni que le regalara rosas para el obispo, sino que imprimió en el su mensaje de llevar al niño Jesús. Y este mensaje no estaba impreso en cualquier lugar, estaba impreso en el torso de la tilma (un tipo de poncho) de Juan Diego. El mensaje de ella cargando al niño Jesús fue impreso en la misma parte de él donde ella llevaba al niño Jesús como diciendo: “Tú también debes llevar a mi hijo y anunciarlo al mundo”. Es decir que prepararse para la venida del Señor significa prepararse para Su venida en lo más profundo de nuestro ser, de nuestros corazones, de nuestras mentes y en nuestras almas.
Nuestra Señora de Guadalupe le dio este mensaje a San Juan Diego de otra manera: “Quiero que construyas una iglesia aquí por mí”. Nótese que nuestra Santísima Madre dijo “por mí”, no “para mí”. Esa iglesia será siempre para su Hijo, como ella lo fue. Esa iglesia reflejará lo que ella hizo y lo que debemos hacer para prepararnos. La iglesia es un lugar para que recibamos el “cuerpo de Cristo”. Cada iglesia es el hogar de la Eucaristía, el cuerpo de Cristo, así como nosotros debemos convertirnos en un hogar para el cuerpo de Cristo, así como Nuestra Señora de Guadalupe con el lazo negro fue un hogar para el cuerpo de Cristo ¿Cómo nos preparamos para ser este templo del Señor? Nos volvemos como María, que era un templo sin pecado. Aunque ninguna de nosotros está tan libre de pecado como ella, podemos preparar un hogar digno para Jesús, quien quitará ese pecado a través del sacramento de la reconciliación/confesión, donde todos nuestros pecados serán borrados. Preparamos nuestros hogares para los huéspedes limpiándolos, así también nos preparamos para Jesús limpiando nuestros corazones y almas de nuestros pecados. Al limpiar nuestras almas, nos convertimos en la Iglesia digna de María y digna de Jesús esta y todas las Navidades.
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Con un corazón para la misión,
Padre Ray Smith