Del escritorio del pastor— 4 de diciembre del 2022
En nuestra primera lectura de hoy, el profeta Isaías habla sobre el futuro de Dios para la humanidad, lo que ha llegado a ser llamado, “el reino pacífico”. Muchas personas han escuchado o visto tarjetas de Navidad donde el León se acuesta junto al cordero, pero eso no está escrito de la mano de Isaías, sino que habla de un día en el que “El lobo será el huésped del cordero”. Las imágenes de Isaías son hermosas y claras, el mundo animal (que nos incluye a nosotros) puede coexistir si vivimos en el Espíritu del Señor
Este tipo de paz es el deseo de cada corazón, uno por el que oramos, pero que continúa eludiendo la humanidad. Se estima que el 50 % de las personas que se conectan al Internet han sido acosadas con discursos de odio. prejuicio o acoso sexual. Cuando se considera que más de 100 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares o de su país de origen por hambre o guerra, la paz es un desafío para toda la humanidad. ¿Cuál es la respuesta a nuestro mundo atribulado? La respuesta para la paz realmente es la Navidad, pero tomará más que comprar algunos regalos
¿Cómo obtenemos esta paz que tanto anhelamos, esta paz que el mundo necesita? En una palabra, viene de la justicia e Isaías nos dice que podemos obtener justicia con los dones del Espíritu, la mayoría de los cuales recibimos de nuestros Confirmación: sabiduría, consejo, entendimiento, fortaleza, conocimiento y temor del Señor. Nuestro problema es que a pesar de que hemos recibido estos regalos en nuestra confirmación, muchos de nosotros no hemos abierto estos regalos desde ese día, permanecen cerrados en el fondo de nuestros armarios
El Adviento es el momento perfecto para abrir estos regalos a medida que nos acercamos a nuestro Dios quien se acercó a nosotros en la Encarnación. No tenemos que esperar hasta la Navidad para abrir estos dones, podemos iniciar el camino hacia la Paz eligiendo uno de estos dones que no usamos lo suficiente y comenzar a usarlo cada vez más, ya sea el entendimiento, conocimiento (de Dios), sabiduría (hacer juicios correctos/mejores) o temor al Señor.
El último, temor al Señor, no significa que tengamos miedo a Dios, sino que lo veamos como todo lo que Él es y que le demos a Dios lo que le corresponde, lo cual significa oración diaria y asistencia semanal a la misa. Si queremos un mundo nuevo de paz, eso nuevo debe comenzar con nosotros, lo que significa que debemos estar dispuestos a vivir de una manera completamente nueva. La justicia lo demanda y Dios nos ayudará en cada paso.
Con un corazón para la misión,
Padre Ray