Del escritorio del pastor— 26 de marzo del 2023

Hoy, en el Evangelio, Jesús presagia algunas de sus últimas palabras del Viernes Santo. “Tengo sed”. En los dos casos, hoy y el Viernes Santo, no significa entender literalmente si Jesús estaba hidratado o no. En ambos casos, Jesús tiene sed, pero esta sediento de algo más. ¿Qué es ese “más”?

En el caso de la mujer samaritana, Jesús tiene sed de llevar el agua vivificante de sí mismo a la mujer en el pozo. Al hacerlo, Jesús rompe todas las reglas sociales. En su cultura, a Jesús no se le permitía hablar con una mujer, y mucho menos una mujer samaritana. Hoy por mucho que hayamos roto todo tipo de barreras, no creo que hayamos experimentado algo similar a esto. Tal vez lo más cercano que puedo imaginar sería si hubiéramos elegido a un presidente negro antes de la guerra civil, eso era simplemente algo que hubiese podido imaginar. Esta es la razón por la que la mujer y los discípulos cuestionan a Jesús. En cualquier caso, este “más” en esta visita es un recordatorio de que no hay nada que se interponga en el camino con Jesús si estamos dispuestos a escucharlo.

“Ese más” es también hacer la voluntad de Dios. “Ese más” de la sed de Jesús en el Viernes Santo no es solo hacer la voluntad de Dios, sino terminarla de hacer. Jesús sabía que se acercaba al final y aquí nos da una valiosa lección de amor, especialmente a aquellos que están casados. La razón por la que los votos matrimoniales son “hasta que la muerte nos separe” es que el amor solo se logra al final, cuando ya no podemos cambiar de opinión. Jesús tiene sed de ese momento en que toda Su enseñanza/mensaje será sellado, cuando el amor que había demostrado toda su vida es confirmado. Este “más” siempre se tratará del amor. Esa es su misión, y en ambos casos es por lo que Jesús realmente tiene sed.

La misma dinámica de un mensaje dentro de un mensaje se desarrolla en nuestros sacrificios de Cuaresma. No son simplemente hacer sacrificios por el solo hecho de hacerlos o porque queremos sufrir. Están destinados a ser acciones que nos duelan por la pérdida de algún bien. Más que esto, están destinados a ayudarnos a seguir el sacrificio amoroso de Jesús en la cruz. Cada sacrificio está destinado a ayudarnos a seguir el camino del amor. Cada sacrificio es para recordarnos que tenemos una misión en este mundo y completarla no será fácil. Después del respirar, nuestra segunda necesidad grande es nuestra sed.  Y lo es también en nuestra vida espiritual, estamos invitados hoy a reflexionar sobre nuestra sed de Dios, ya que no seríamos nada sin El, no tendríamos aliento sin Dios, no somos accidentes aleatorios de un universo moribundo. Se nos pide reflexionar sobre nuestra sed de amor, nuestra sed de llevar ese amor, en nombre de Cristo, al mundo, especialmente a las personas que son rechazadas, porque no somos los únicos que tenemos sed.

.


Padre Ray Smith, CMF
Administrador parroquial

Con un corazón para la misión,
Padre Ray