Del escritorio del pastor— 26 de febrero del 2023
La historia en el evangelio de hoy es una de las más valiosas en la vida de Jesús; es cuando Él se va al desierto a pasar sus 40 días de discernimiento, así como nosotros estamos pasando los 40 días de Cuaresma. Jesús enfrenta tentaciones y Él responde a estas tentaciones, como lo mencioné hace un par de semanas en mi homilía, haciendo lo opuesto, con la oración. Si bien cada una de estas tentaciones nos deja algo profundo, creo que la 2ª tentación nos habla más durante la Cuaresma
La respuesta de Jesús a la promesa del diablo de que un ángel lo atraparía si se arrojaba desde el Templo, viene del libro de Deuteronomio: “No pondrás a prueba al Señor, tu Dios”. (Deuteronomio 6:16) Puede que pensemos que no ponemos a Dios a prueba, pero tenemos expresiones que demuestran que si lo hacemos. Es posible que hayan dicho o escuchado frases como: “No tientes a tu suerte”, “Estás jugando con fuego” o “No juegues con el destino”. Si reemplazas “suerte”, “fuego” o destino” con “Dios”, podrás ver que estamos diciendo lo mismo. Si vamos a ser verdaderos discípulos de Jesús, que es nuestro objetivo en la Cuaresma, estos son expresiones que debemos evitar
Tal vez la forma más común en que ponemos a Dios a prueba es cuando decimos cosas como: “Dios, si me sanas” (aunque no he cuidado mi salud) o si me ayudas a aprobar el examen (aunque no estudié) o si me consigues el trabajo, novia/novio, auto que quiero, “Iré a la iglesia todos los domingos”. No es que no podamos pedirle cosas a Dios, si podemos hacerlo, pero CÓMO le pedimos es el problema. A menudo, en el momento en que le prometemos algo a Dios, probablemente ese algo lo deberíamos estar haciéndolo de todos modos
Otra forma común en que tentamos a Dios es las muchas maneras en que ignoramos las leyes de la naturaleza, como si ellas no se aplicaran a nosotros. Si hemos salido a la calle sin chaqueta en un día frío, con viento, y húmedo pensando que no nos resfriaremos, hemos probado a Dios, poniendo a prueba sus leyes de la naturaleza. Poner a prueba a Dios también podría ser haciendo cualquiera de las decenas de desafíos que hay en el Internet desde que se iniciaron las redes sociales.
La lección detrás de todo esto es la humildad. Nosotros, como humanos, tenemos límites. Cuando podemos aceptar que sólo Dios es infinito y nosotros no lo somos, podremos poner nuestra vida en el camino correcto con Dios. Cuando ponemos nuestra vida en el orden correcto, las tentaciones ya no tienen poder sobre nosotros
Con un corazón para la misión,
Padre Ray