Del escritorio del pastor— 5 de marzo del 2023
Creo que estas lecturas suena ciertas en la vida, hay cosas grandes por delante, como el cielo, pero las cosas buenas de la vida no suceden de la noche a la mañana, ni suceden sin tener desafíos. Pasaron 40 años para que Moisés alcanzara la Tierra Prometida, y pasaron cientos de años hasta que vino el Mesías, y fue 33 años después del nacimiento de Jesús que Él nos trajo la salvación.
La persistencia es la virtud que nos permite seguir adelante frente a los desafíos o sufrimientos. Persistencia no significa perder la esperanza cuando nuestras necesidades no se satisfacen de inmediato. Los psicólogos han notado que, en los niños pequeños, la capacidad de retrasar la gratificación es un predictor futuro de la felicidad en la vida.
Sin embargo, más que la felicidad, la persistencia está en el corazón ya sea que tengamos paz o no. La paz no solo nos llega cuando obtenemos lo que queremos, la paz es el regalo que nos llega cuando podemos aceptar la voluntad de Dios y el tiempo de Dios. Muy a menudo no tenemos paz porque hemos renunciado a una meta después de pasar dificultades. Muy a menudo renunciamos a las resoluciones de Cuaresma u Año Nuevo porque nos encontramos con a problemas o fallamos al intentar hacerlas y nos rendimos diciendo “¿De qué sirve?”
La Cuaresma es el tiempo de la persistencia. Persistir en erradicar nuestros pecados habituales, persistir en tratar de vivir nuevamente una vida más fiel, y persistir en nuestra oración, ayuno y limosna.
La persistencia es también la virtud que convierte una acción repetida en un hábito. Y no hay acuerdo sobre cuánto tiempo tomará, podría ser entre 18 y 250 días, pero lo que si sabe es que la repetición diaria es necesaria. Las cosas buenas no suceden de la noche a la mañana, las victorias fáciles no son las más dulces. La alegría de la vida viene cuando ganamos después de persistir a través de muchas dificultades.
El éxito de la persistencia creo que se reduce a otra virtud y esa es la de la compasión. ¿Puedo ser compasivo conmigo mismo cuando fallo? ¿Soy compasivo conmigo mismo cuando me toma más tiempo de lo que pensaba? Si puedo mostrar compasión a mí mismo en el proceso, entonces tengo más probabilidades de tener éxito.
La Cuaresma es el tiempo de la persistencia, porque todas las cosas buenas llegan no sólo a los que esperan, sino a los que no se cansan de intentar una y otra vez
Con un corazón para la misión,
Padre Ray