Del escritorio del pastor— 17 marzo del 2024

Tardamos 3 días para adquirir nuestro nuevo techo. Cualquiera que trabaja en construcción o haya puesto un techo nuevo en sus casas conoce bien el proceso. El proceso es muy parecido a la Cuaresma, debemos despojarnos de lo viejo primero para recibir lo nuevo. Sin embargo, aun cuando todas las tejas han sido sacadas, no se pueden colocar las otras encima, hay que colocar primero una barrera y después las nuevas tejas.

Tal vez la mayoría de las personas tratan la confesión, la penitencia o la reconciliación como al techo de su casa, es suficiente una vez cada 20 o 30 años. Esto funciona para los techos de las iglesias y las casas, pero no para un templo viviente como nosotros. Y como templo viviente, contamos con dos herramientas para cuidar de nuestros templos. Una es la reconciliación (confesión) y la otra es el examen de conciencia.

Nuestra Iglesia, en su sabiduría, nos pide que realicemos el sacramento de la reconciliación como mínimo una vez al año, a menudo llamado como el “deber de Pascua”, ya que la mayoría lo hace antes de nuestros días más sagrados, la Pascua. Una vez al año es lo mínimo, pero a muchos les resulta mejor hacerlo de manera más regular, desde dos veces al año hasta visitas mensuales al Sacramento.  Pasar mucho tiempo sin confesarse hace que recordar los pecados contra Dios y hacia los demás sea más difícil, y no muy realista.

La otra herramienta que ayuda a mantener nuestro templo en buen orden es lo que se llama el “Examen de Conciencia”. Examinarnos a nosotros mismos nos remonta a san Pablo, que dijo: “Por tanto, el que coma del pan o beba el cáliz del Señor indignamente, tendrá que responder por el cuerpo y la sangre del Señor… Porque cualquiera que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe del juicio que tiene así mismo”. (I Corintios 11:27,29) Tal práctica fue adoptada por los primeros padres espirituales, San Antonio del desierto, San Basilio de Cesárea, Agustín de Hipona y Bernardo de Clara val.

San Ignacio de Loyola puso este examen en su obra Los Ejercicios Espirituales, en  un proceso de 5 pasos que se ha convertido en la forma más popular de esta tradición. En el primer paso, los seguidores agradecen a Dios por los beneficios recibidos; en el segundo, piden gracia para conocer y corregir sus faltas; en el tercero, pasan revisión a  las horas del día, anotando las faltas que han cometido de palabra, obra, pensamientos u omisión; en el cuarto, piden perdón a Dios; y en el quinto, consideran la enmienda. El examen no reconcilia los pecados que requieren de penitencia (confesión), pero ayuda a prepararse para ello mientras eliminan las ofensas menores contra Dios a diario. Mientras que unos usan los 10 mandamientos, los 7 pecados capitales o el gran mandamiento para su examen, en todos los casos el objetivo es el mismo de la Cuaresma y el deseo de Jesús en el evangelio de este domingo: “Atraer todos hacia mí”. Los techos nuevos son algo maravilloso, pero un corazón nuevo es aún mucho mejor!

            

 

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Padre Ray Smith, CMF
Párroco

Con un corazón para la misión,
Padre Ray Smith