Del escritorio del pastor— 16 de octubre del 2022

En el Evangelio de hoy, Jesús “desliza” uno de sus mensajes más importantes. orar sin cesar. Este mandamiento que Jesús da es uno de los que la Iglesia antigua tomó con gran fervor, e inspiró a un gran número de personas a ir al desierto para dedicar sus vidas a la oración, y quienes fueron llamados más tarde los Padres del Desierto y las Madres del Desierto. De este grupo nacieron surgieron los movimientos monásticos  y más tarde todas las órdenes religiosas desde franciscanas hasta claretianas. Mientras que los monasterios se centraron en la oración 7 veces al día, las órdenes y congregaciones religiosas, como los Misioneros Claretianos quienes celebraran  nuestros 40 años de aniversario aquí en el Sagrado Corazón a fines de este mes, se centran en ser contemplativos en acción. Mientras que hay muchos fieles que les gustaría tener el lujo de poder orar todo el día, esta no es una opción realista para la muchos en el mundo moderno, pero el camino de la oración en acción, como lo hacen los claretianos, es una posibilidad real.

¿Como es ser contemplativo en acción? Comienza como describe San Ignacio. “viendo a Dios en todas las cosas”. Ver el sol de la mañana y pensar en la luz de Dios iluminando tu camino. Puede ser mirando la comida frente a  ti y dar gracias a Dios por los dones de la Tierra, y agradecer a Dios por nuestro pan de cada día, aun si nuestro pan es una galleta o crackers. Puede ser pidiéndole a Dios que bendiga a cada persona que conocemos a lo largo de nuestro día, especialmente las difíciles. Puede ser tan fácil como apagar la radio o la música por unos momentos para escuchar a los pájaros cantar y estar agradecido por la naturaleza. Puede ser escuchando canciones edificantes sin palabras o imágenes vulgares. Puede ser ofreciéndonos  ayudar a otros, como nuestros padres o cónyuges, antes de que nos pidan ayuda. Es, después de un largo día de actividad, descansando en los brazos de Dios mientras colocamos la cabeza sobre la almohada.

Lo hermoso de poner a Dios en los momentos ordinarios de nuestro día es que podemos ver de pronto los pequeños momentos en los que podemos incluir una oración. Algunos usan la práctica de hacer una oración breve oración a la hora a cada hora (8, 9, 10, etc.) como una forma de incluir  a Dios a lo largo del día. A medida que uno “incluye” pequeñas oraciones de agradecimiento, bendición o petición durante el día, uno ve lo fácil que es “incluir” un poco más sin tomarse tanto tiempo. Por supuesto, que también podemos incluir lecturas de las Escrituras, rosarios, novenas, o un momento con el Santísimo Sacramento en nuestros días, las posibilidades son realmente ilimitadas como el amor de Dios y es por lo que hacemos algo de esto, por amor a Dios.

La oración o las Escrituras nunca deben verse como una regla o carga, sino como herramienta para mejorar nuestra vida. Un recordatorio constante de que nunca estamos solos y de que Dios está a nuestro lado. Nuestra oración es un acto nuestro de amor para hacerle saber que nosotros estamos presentes.


Padre Ray Smith, CMF
Administrador parroquial

Con un corazón para la misión,
Padre Ray