Del escritorio del pastor—16 de enero de 2021


Padre Ray Smith, CMF
Administrador parroquial

Querida familia de Sagrado Corazon,

Este fin de semana, mientras recordemos la vida de Martin Luther King Jr, sera un buen momento para recordar tambien sus palabras memorables, “Todo el mundo puede ser grande… porque cualquiera puede servir.” No es necesario un título universitario para servir… solo necesitan un corazón lleno de gracia para servir. Un alma generada por el amor.”

Aun cuando era negro, y yo blanco, o era Bautista y yo Católico, nuestra Cristiandad fue lo común y nuestro mejor puente y recordatorio de que Dios vive en cada uno de nosotros. Estas palabras nos recuerdan que son más las cosas que nos unen que las que nos dividen. En estos días de polarización y división, este es nuestro mejor camino por seguir y no olvidar que lo que Dios ha unido jamás deber ser dividido.

Estoy convencido de que el mejor homenaje que podemos rendirle al Dr King esta semana no son más marchas o discursos (aunque a veces son necesarias para presentarlo a las próximas generaciones) sino el vivir profundamente su llamado a servir. El servicio es un acto singular que une a una persona o grupo con otros. La semilla del servicio comienza cuando nos tomamos el tiempo de ponernos en los zapatos de otros. Esta semilla crece cuando dejamos que la compasión, el rostro más tierno del amor, nos impulse a la acción. El servicio, en sí, es el hecho de unir nuestros corazones y manos con otros en sus necesidades.

Muchos de nosotros en algún momento u otro hemos tenido el deseo de servir, pero no sabemos por dónde empezar. El camino más obvio para servir es identificando nuestros propios talentos/dones. cada vez que Dios nos da un don o un talento, es para que sirvamos a los demás, no para nosotros mismos. Cuando tienes una buena voz para hablar o cantar, pero te la guardas, la comunidad sale perdiendo. Cuando tienes habilidades mecánicas o informáticas, pero te las guardas para ti, nuestras familias y vecinos sufren. Cuando amas a la gente, pero no te animas a ponerlo en acción, nuestra Iglesia es menos testigo.

El segundo paso de servicio es mirar las necesidades del mundo que no han sido satisfechas, o las injusticias que hablan al corazón de uno. El hecho de pensar en una causa más que en otra puede indicar donde estamos llamado a servir. Si piensan en las necesidades insatisfechas de nuestra juventud y creen que alguien debería hacer algo al respecto, tal vez ese alguien es usted. Si piensa en lo difícil que debe ser para las personas sin hogar pasar el crudo invierno, probablemente está recibiendo el llamado para ayudar en nuestro refugio contra el frio.

Por supuesto, el servir requiere hacer un discernimiento a través de la oración y la reflexión, para poner a un lado nuestro ego y preguntarnos: “Dios, ¿qué quieres que haga? porque puede que yo quiera cantar en el coro, pero no tengo el talento. El servicio es como la semilla de mostaza, comienza como algo muy pequeño como las semillas, pero con amor y la gracia de Dios se convierte en una de las plantas más grandes del Jardín de Dios.

Con un corazón para la misión,
Fr. Ray