Del escritorio del pastor— 13 de agosto del 2023

¿Sabías que a más de la mitad de los estadounidenses realmente no les gustan las sorpresas, especialmente las fiestas sorpresa? Tal vez sean parte de este grupo que no le gustan cambios en su rutina o perder la sensación de control. Ya sea que les gusten o no las sorpresas, estas son, sorprendentemente, un sello distintivo en la vida cristiana, como lo muestran Elías y Jesús en las lecturas

Sorprendentemente, Elías no encuentra al Dios todopoderoso en los fuertes vientos, terremotos o fuego. Al contrario, Dios fue encontrado en el pequeño susurro. Indudablemente, Dios le habló a Jesús en voz alta el domingo pasado en la transfiguración, pero estos “grandes” eventos son ocasiones especiales. La experiencia de Elías revela que la forma “regular” de Dios de alcanzarnos es en los momentos tranquilos y en la quietud de nuestro corazón.

Por su parte, Jesús en el Evangelio de hoy sorprende a los apóstoles caminando sobre el agua. Después de haber visto a Jesús alimentar 5,000 personas, curar a decenas de personas y calmar la tormenta, me pregunto por qué se sorprendieron. Las parábolas y enseñanzas de Jesús fueron igual de sorprendentes, ¿cómo puede la primera ser la última?

Si hemos aprendido algo acerca de Dios el Padre de Jesús, sería que nuestro Dios es un Dios de sorpresas. ¿Por qué vino como un bebé? ¿Cómo puede Él darnos Su carne para comer? ¿Y cómo su muerte puede traer vida? Con siglos de herejías y escándalos, ¿cómo es que la Iglesia todavía existe?

Tal vez la explicación más fácil a las sorpresas es que nos recuerdan que Dios es infinito. Dios siempre estará más allá de nuestro entendimiento.  Dios estará siempre más allá de nuestras expectativas. Esto resuena bien con Sus palabras: “Mis caminos no son sus caminos”. (Isaías 55:8) Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Renunciamos a tratar de comprender o volvernos a Dios porque pensamos que Dios es demasiado impredecible? ¿Decimos si Dios no está en los lugares obvios, ya no necesitamos venir a la Iglesia? Ninguna de estas son respuestas útiles

La respuesta es recurrir siempre a las virtudes. La virtud que es más útil, creo, es la sinceridad. La misma sinceridad que María mostró para dejar que Dios la use y traiga a su Hijo a este mundo sin la ayuda de un hombre. La misma franqueza que Jesús mostró al aceptar la cruz. La sinceridad a Dios es la disponibilidad a las sorpresas y honestidad para hacer las cosas de una manera nueva porque si alguna vez pensamos que tenemos claro a Dios, nos espera una gran sorpresa

 

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Padre Ray Smith, CMF
Párroco

Con un corazón para la misión,
Padre Ray Smith