Del escritorio del pastor— 13 de julio de 2025
Queridos Feligreses:
¡Ya estoy en casa! Gracias a todos por su paciencia durante mi larga ausencia. El Camino fue una experiencia hermosa que ya puedo sentir que me ha afectado para bien. Quiero compartir un momento especial con ustedes. Después de caminar 190 millas en 15 días con los pies adoloridos por la lluvia y el calor, llegamos a Santiago de Compostela el 1 de julio. Ese día no es solo el aniversario de mi nombramiento como Adminis-trador Parroquial aquí en el Sagrado Corazón, sino que es el mismo día en que comenzó mi nuevo nombramiento como Párroco del Sagrado Corazón. No me había dado cuenta de que el día en que terminara el Camino sería un día para un nuevo comienzo. Esa tarde del 1 de julio fui a la capilla de adoración y ofrecí todas sus peticiones escritas, que llevé en una pequeña bolsa durante todo el camino. Recé para que Dios bendijera nuestra parroquia, escuchara nuestras oraciones y me hiciera un buen pastor por su bien. Por el designio divino, estuve en esa misma capilla de adoración en el 2011 cuando la visité solo por un día en un autobús turístico mientras estudiaba durante el verano en España. En aquel entonces estaba solicitando mi ingreso al seminario y oraba para que Dios me guiara en mi vocación. En 6 años me hizo sacerdote y ahora ya llevo 8 años. Le di gracias por todo lo que había hecho por mí durante ese tiempo. Esperaba que el Camino me enviara a casa listo para un nuevo comienzo. Ahora que he vuelto, siento que eso es justo lo que he conseguido.