El plan de Dios se esta desarrollando

 La parábola de hoy sobre las diez doncellas esperando la llegada del novio nos hace recordar muchas otras parábolas del reino que se encuentran en todo el Evangelio de Mateo. Las enseñanzas encontradas en las parábolas de los talentos, la separación de las ovejas y las cabras, y de los invitados a la fiesta de bodas contienen mensajes del plan de desarrollo de Dios sobre el reino. El reinado de Dios se hizo definitivo con el nacimiento de Jesús, pero aún así no se ha concretado. Como los discípulos de la época de Jesús, vivimos en un tiempo intermedio entre el inicio del plan de la creación de Dios y su finalización. Estas parábolas nos hablan sobre este “tiempo intermedio” un tiempo para estar alerta y listos. 

Para comprender mejor las implicaciones de esta parábola, primero necesitamos entender las costumbres del matrimonio Judeo-Galileo de la época de Jesús. Pueblos enteros acudían al tambor de la boda para celebrar las nupcias. El trueque entre el novio y el padre de la novia podía durar horas, incluso días. Cuanta más largas eran las negociaciones, más valorada y atesorada era la novia. Ella mientras tanto completamente vestida con su traje de novia, esperaba lista para encontrase con su novio en cualquier momento, varias vírgenes, escogidas probablemente por el novio, esperaban también preparadas la llegada del novio. Estas mujeres formaban una fiesta de bienvenida en la casa del novio o en la casa de este padre. La novia era entonces llevada a la casa en donde se celebraría y festejaría por una semana. Es fácil entender que las largas esperas durante las negociaciones eran parte integral de los preparativos normales de la boda. 

Por lo tanto, ser elegido parte de la fiesta de bienvenida del novio y no tener el aceite de lampara adecuado no solo era un insulto para la novia, sino también una negligencia de parte de las cinco damas tontas. 

La llegada repentina e inesperada del novio en esta parábola se compara con la llegada sorprendente y espontánea de la venida de Dios. El esposo Cristo, vendrá nuevamente, invitando a todos al banquete celestial. Estaremos preparados para encontrarnos con el Resucitado o habremos fallado tontamente en vivir con anticipación a este encuentro. 

Con ustedes en Cristo, 

Fr. Gaspar Masilamani, CMF