Del escritorio del pastor— 4 de junio del 2023
Hoy es el día de lo imposible, es el día en que celebramos la Santísima Trinidad (Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo). Tratar de explicar cómo tres pueden ser uno ha dejado perpleja a la humanidad durante siglos y estoy seguro de que no podre explicarlo en una o mil páginas. Mejor usemos el día de hoy para reflexionar que Dios es más de lo que jamás podremos entender, es un día para aceptar nuestras limitaciones, y esperar ese día en que estaremos en el cielo, si Dios quiere, y donde todo será claro.
Nuestro mundo moderno le gusta actuar como si no tuviera límites, ni fronteras con frases como “alcanzar las estrellas”, “el cielo es el límite”, “no hay nada que no podamos hacer si nos lo proponemos”. Si bien este optimismo es admirable, también es tonto y nos aleja de lo que somos: seres creados limitados y finitos que dependemos de la Santísima Trinidad como maestro y sustentador de nuestra propia existencia.
¿Qué nos enseña la Trinidad? La lección más grande que la Santísima Trinidad nos enseña es que somos llamados a estar unidos a nuestro Dios (ya que Dios es uno) y entre nosotros. Esta es la gran verdad del catolicismo cuando decimos cada domingo: “Somos UNA, iglesia santa, católica y apostólica…”Somos uno porque tenemos un padre (Mal 2:19), somos uno porque el Hijo vino a salvarnos a todos (I Tim 1:15), somos uno porque todos los que han sido bautizados han sido bautizados con el único Espíritu (1Corintios 12:13).
Frente a un mundo dividido y caído, nuestro mensaje de esperanza al mundo es que podemos ser uno. Jóvenes y viejos, hombres y mujeres, negros, morenos y blancos, conservadores y liberales, homosexuales y heterosexuales ciudadanos y sin documentos. La Trinidad nos recuerda que lo que nos une, el Dios trino, es más grande que CUALQUIER COSA que nos separa
Siempre me pregunto cuánto tiempo nos llevará aprender, como hijos de Dios, como seres creados, que dependemos de los demás. No importa cuánto poder, inteligencia o dinero tengamos, siempre dependeremos de otros en este mundo. Dependemos de nuestros padres para cubrir nuestras necesidades, desde comida, ropa, refugio, educación y diversión, más razones para honrar a los padres que tanto hacen por nosotros. Más que esto, dependemos de Dios, que es la Trinidad. Dependemos del creador, del redentor, del santificador. Dependemos de este Dios infinito que sostiene cada momento de la vida, la vida terrenal y la vida eterna El día de hoy es un día para crecer en nuestra unión con Aquel que nos hizo y nos ha dado todo lo que tenemos en este mundo, y el que quiere que compartamos esa vida eterna juntos, para siempre y una palabra hará todo esto y eso es AMOR. El amor hace posible lo imposible y el amor es más grande que cualquier cosa que nos divida.
Con un corazón para la misión,
Padre Ray Smith