Del escritorio del pastor— 25 de agosto del 2024
Queridos feligreses!
Gracias a todos los voluntarios que han ofrecido su tiempo y esfuerzo para que el festival de las naciones sea todo un éxito. Sigo asombrándome por las muestras de unidad que vemos en este evento. La semana pasada reflexioné sobre la ofrenda del pan y el vino en la Santa Misa, las cuales unen nuestras ofrendas en una sola. Esta semana mi mente está en la música que cantamos juntos. El miércoles, la Iglesia celebró la memoria del Papa San Pío X, patrono de nuestra diócesis y alguien que nos animó a cantar en la misa. Esa misma noche tuve la oportunidad de encontrarme con algunos de nuestros músicos de una de las misas del fin de semana. Estamos bendecidos de tener en esta parroquia muchos músicos dispuestos a ayudarnos a dirigir los cantos de cada Santa Misa.
Hay dos propósitos por los que cantamos juntos en la misa. Uno es para glorificar mucho más a Dios. Él nos dio voces para alabarlo, y cuando cantamos elevamos nuestras alabanzas a algo más hermoso: con música y armonía. La segunda razón es para unirnos más plenamente en mente y corazón mientras oramos como el único Cuerpo de Cristo. Cuando cantamos, nuestras voces se unen y resuenan como una sola. Lo sentimos en nuestros corazones y sabemos que nuestras mentes están sincronizadas para hacer que la música salga. Esta unidad agrada a Dios. Después de sentir esta unión en el canto, podemos recordar mejor que no estamos solos al regresar al mundo. Tenemos muchos hermanos y hermanas en Cristo que comparten nuestra fe y misión de amor.
En una época en la que no había mucha gente cantando en la Santa Misa, el Papa San Pío X iba poniendo más canciones para cantar, ya que comprendía su importancia. En las Escrituras, San Pablo escribe en Efesios 5:18-19: “… llénense del Espíritu, dirigiéndose unos a otros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando al Señor con su corazón, …” ¡Canta con valentía aunque tu voz sea débil! Gracias a todos nuestros músicos por su generoso servicio. ¡Papa San Pío X, ruega por nosotros!
Fr. Joseph